Estoy frente a ti, aquí, sentada en tu cuerpo,
clavados mis iris en tus ojos color verde eterno
y en su mágica voz absorta me encuentro
me miras y, aún callado, me hablas desde dentro.
El sol baña mimoso la mitad de mi cuerpo,
me enfunda en su dorada miel y brilla mi pelo
y me abriga regalándome un momento excelso
mientras penetro por tu retina besando tus miedos.